El Beti Ona toca el cielo al ganar la copa de Gipuzkoa en una temporada inolvidable

Aprieta el sol en el campo de fútbol municipal de Harane, en Usurbil. Son las 12:20h del mediodía y aunque todavía es pronto para comer, el olor a chuleta que sale de la sidrería Saizar (anexa al campo) invita a entrar a degustar la carne junto con una buena tortilla de bacalao y unos refrescantes tragos de sidra. Pero no es el momento, quizás más tarde, cuando todo pase y los estómagos de los aficionados del Beti dejen de estar cerrados. No son sólo los nervios propios de una final, es que el Beti está a 70 minutos de culminar una obra de arte, de esas que sólo se ven una vez en la vida.

La final de Copa en la categoría infantil txiki (nacidos en 2011), reúne al Beti Ona de Errenteria y al Zarautz en Usurbil (campo neutral), dos equipos con carácter que han tenido que luchar de lo lindo en semifinales para poder llegar hasta aquí (el Beti ganó 2-1 al Urola y el Zarautz venció al Lagun Onak en la tanda de penaltis tras acabar el partido en empate a 0). Pero es que además, el Beti Ona, lleva 20 partidos consecutivos ganando y no conoce la derrota en partido oficial de liga desde el 28 de octubre. Y aquí están los pupilos de Txema y David, listos para una nueva hazaña, la más importante, la que quedará para siempre en la retina de los jugadores y sus familiares, porque cada jugador del Beti respira con la pasión de ser campeón, de sentir el peso del trofeo en sus manos, de saborear la dulce victoria. ¿Será esto posible?

Comienza el partido. El Beti insiste en jugar en largo, el Zarautz prefiere hacerlo en corto, dos estilos diferentes, un objetivo común. Ataca y propone más el Beti y llegan los primeros avisos: un remate espléndido de cabeza de Aimar, que se estrella en el larguero, y un poste como consecuencia de un rechace (aún no me acostumbro a utilizar la palabra rechazo, aunque quizás sea la correcta). El público comienza a animarse y se escuchan los primeros cánticos:”Beti Ona ale…Beti Ona ale, irabazi arte…irabazi arte…” y es entonces cuando, en una internada de Lur Salaberria por la banda izquierda, eléctrico como siempre, llega el primer gol. ¡Delirio betionatarra! Pero esto no ha hecho más que empezar. Propone un juego de control el Zarautz que comienza a llegar más al área protegida por Aner. El Beti no se amilana y ataca, y le pitan una falta a favor al borde del área. Está muy lejos. ¿Lejos? Con un disparo increíble, Asier, defensa central del Beti, consigue meter el balón por la escuadra ante el asombro de todos los allí presentes: 2-0. La eliminatoria quedaba encarrilada al descanso. El Zarautz no parecía inquietar al Beti Ona en absoluto. La Copa parecía aún más cerca. ¿Cómo sería la celebración?, ¿Cómo sería el momento de levantarla? Estás y otras preguntas comenzaban a rondar las mentes de los aficionados errenteriarras.

La entrega de una copa al ganador de un torneo tiene profundas raíces históricas y simbólicas.Varios pueblos y culturas de la antigüedad tenían la costumbre de levantar copas como trofeos por sus grandes victorias. Los antiguos griegos, por ejemplo, cuando vencían en los Juegos Olímpicos y otros juegos panhelénicos recibían una corona de laurel como premio. En Roma, los generales victoriosos en batallas militares a menudo eran honrados con un desfile triunfal en el que llevaban consigo los despojos de la guerra, que incluían copas y otros objetos valiosos capturados al enemigo. Los celtas y los germanos tenían la tradición de levantar cuernos de bebida como parte de rituales de celebración y en la mitología nórdica, los héroes y dioses a menudo se representan bebiendo hidromiel en copas y cuernos en los salones de los reyes después de grandes hazañas y batallas.

Pero pobre de aquel que venda la piel del oso antes de cazarlo y quiera levantar la copa antes de su debido tiempo. Comienza la segunda parte y el Zarautz, fiel a su estilo característico de no rendirse nunca, empieza a apretarle las tuercas al Beti Ona, que se echa atrás y comienza a tener dificultades para controlar el juego. Y es ahí, en una falta cerca del área, donde consiguen su primer gol a falta de 10 minutos para el final. La cosa ya no está tan clara, el Zarautz acaba de entrar de nuevo en el partido. La lucha es titánica, el Zarautz sabe que el Beti no es invencible y lo intentan, lo intentan con denuedo, no se rinden. Y así llega su premio en el minuto 72 de partido (cuando habían pasado 2 minutos del tiempo reglamentario): 2-2. Qué cerca estuvo la Copa para el Beti, y ahora igual de cerca está para el Zarautz. Todos esperan ya la tanda de penaltis (no hay prórroga y se lanzan 5 penaltis por equipo). No hay tiempo para más. Y es ahí, en el limite del tiempo creado por Cronos, cuando Nike, la personificación de la victoria en la Antigua Grecia, toca con su varita a Unai, hijo de Lidia e Igor y hermano de Asier (su mellizo), que con un tiro extraordinario bate al guardameta zarauztarra en el minuto 74 de partido. ¡Locura tota!l. El público se entrega a la emoción que todo lo inunda y al grito de “campeones, campeones, oe oe oe…” el Beti Ona consigue la Copa de Gipuzkoa en una temporada que siempre será eterna.

Los jugadores del Beti estallan de alegría tras recibir la Copa de campeones (foto: FGF)

El Beti sigue la ruta marcada sin prisa por llegar a Stamford Bridge

Llueve en el estadio municipal Mikel Odriozola de Beraun. Es un jueves cualquiera de un mes de noviembre donde nada especial ocurre. El Beti Ona Infantil Txiki se dispone a entrenar a las órdenes de Txema y David, toca preparar el partido contra el Trintxerpe. La derrota del sábado frente al Martutene en casa (2-3) fue una pena a la vista de lo ocurrido en el terreno de juego, donde el Beti no mereció perder pero así es el fútbol, a veces se pierde y a veces se gana. Y así en todos los deportes, sin excepción. ¿O quizás se pierde más veces de las que se gana? y es que ya lo dijo Carlo Ancelotti en su momento: “Tengo una vitrina de trofeos muy grande llena de títulos que he ganado, pero si contara los que he perdido, tendría la casa llena». Lo importante es siempre disfrutar de lo que uno hace, ir aprendiendo y mejorando, estar feliz con los compañeros y compartir momentos inolvidables. Ésto sin duda, es más importante que ganar. 

Acaba el entrenamiento. Ha sido intenso, pero los jugadores lo han disfrutado. Se nota que les gusta el fútbol. Una ducha reparadora aliviará en parte el cansancio acumulado, después, el “whatsapp del grupo de padres” comenzará a echar humo como parte de su función principal: “ser la tienda de los objetos perdidos”: medias, sudaderas, camisetas…¡incluso botas!, sí, sí…botas de fútbol, que por increíble que parezca, también se quedan olvidadas en el vestuario. Así transcurre la vida deportiva de nuestros chavales, entre partidos y entrenamientos, sin darse cuenta que van creciendo poco a poco deportiva y humanamente, y no siendo conscientes, en ese momento, que su ambición también crece y que es un equipo cada vez más fuerte.

El Beti Ona Infantil Txiki

El saqueo del monasterio de Lindisfame, en el norte de Gran Bretaña en el 793, marca el inicio de la era vikinga. Provenientes de Escandinavia, noruegos, suecos y daneses vivieron de la guerra y del pillaje (también del comercio) en el siglo VII. Contribuyeron a la destrucción del imperio Carolingio y crearon el ducado de Normandía (s. X) y los reinos normandos del sur de Italia y de Inglaterra (s. XI). Los vikingos de Dinamarca y Noruega se extendieron por Occidente, pero los varegos de Suecia entraron en contacto, a través de las estepas rusas, con el imperio Bizantino y con el Califato islámico de Bagdad. Y contribuyeron a la creación de ciudades como Novgorod o Kiev (s. IX).

En el siglo VIII los vikingos colonizaron las islas Shettland, las Orcadas y el norte de Escocia. En el 836 llegaría la ocupación de Dublín. En el siglo IX llegan a las islas Faroe y sobre todo a Islandia, cuna de los aristócratas noruegos. En el año 845 los vikingos incendian Paris. En el 851 Londres. Viajeros incansables llegaron hasta Lisboa, Sevilla, Rávena, Crimea y Bagdad. También a Islandia y Groenlandia, incluso a las costas americanas cercanas a Terranova. Su ambición no tenía límites, ellos también eran cada vez más fuertes. 

Barcos vikingos

Al igual que el saqueo del monasterio de Lindisfame para los vikingos, el partido contra el Martutene, el 28 de octubre, marcó un punto de inflexión para el Beti Ona. A partir de ahí, las conquistas se sucedieron unas detrás de otras: Trintxerpe, Lezo, Donostia, Irun, Lesaka, Errenteria, Behobia…una racha de 19 victorias consecutivas en liga, solo superada por el equipo cadete de honor femenino de la Real Sociedad (22 hasta el momento de escribir esta crónica) en esta temporada, provocan un deleite que muy pocos equipos han conocido o conocerán. En verdad, es algo muy difícil de conseguir. La legendaria marca de 26 victorias consecutivas establecida por el Ajax de Johan Cruyff se mantuvo durante más de medio siglo. Se recuerdan también las 18 victorias consecutivas del Barcelona de Ronaldinho en la temporada 2005/2006. Las 21 victorias consecutivas del Palmeiras de Rivaldo en el 1996, las 21 de Guardiola con el Manchester City en la 20-21 en plena pandemia, las 22 del Real Madrid en 2014 o las 23 del Bayern de Munich en 2020.

Lo que es cierto es que todo lo que empieza acaba, y todas esas exitosas rachas tuvieron su final. También la era vikinga acabó con la batalla de Stamford Bridge en 1066. En esa batalla, el rey Harold II de Inglaterra derrotó a una invasión vikinga liderada por el rey Harald Hardrada de Noruega. A partir de ahí y con el avance de la cristiandad, comenzó el declive vikingo. 

Por el momento toca disfrutar de lo conseguido y seguir adelante en una fase final de Copa ilusionante. No será fácil. Ya lo dijo una vez el técnico del Bayern de Múnich, Hansi Flick: “El éxito no se puede comprar, está alquilado. Y todos los días se debe pagar el alquiler».

Lo que sí sabemos es que el Beti sigue creciendo.¡Mucha suerte chavales!

Un Beti Ona formidable vuelve a estar entre los más grandes

Fue la lluvia testigo, un sábado de carnaval, de una historia que no acaba. Emocionante, de esas que iluminan los sueños de niños y mayores, donde el corazón se llena de esperanza en un día memorable.

Zubieta, cuartel general de la Real Sociedad, acogió la fase final del «XXXVIII Torneo Internacional infantil» que reunió a los trece mejores equipos convenidos por el club txuri urdin en busca de dos plazas para la última fase internacional. Y allí, entre todos ellos, el Beti, el equipo de barrio de Errenteria, llegaba sereno y motivado, consciente de la dificultad del reto, mayúsculo, ante rivales de postín.

Una ligera lluvia caía sobre el campo Z-5, y el Beti calentaba ya para enfrentarse al Sanse (Arrupe Chaminade) en su primer partido, uno de los mejores equipos de la categoría. El suave susurro del viento acariciaba las mejillas de los jugadores, cuyos ojos aún mostraban los signos de un madrugón monumental. Bajo el denominado «espíritu de Martutene», término acuñado tras la gran victoria betionatarra en la primera fase del torneo, el conjunto de Txema y David, se lanzó al ataque, valiente, decidido. Con sus centrales en medio campo y el equipo volcado completamente en el área rival, el Beti comenzó a atosigar a los donostiarras. Era como si una manada de lobos acorralase a un ciervo, que indefenso, busca escapar por los pocos huecos que quedan libres. Y así llegó el gol de Aimar, soberbio, limpio, que emocionó a toda la grada, jugadores y técnicos. El Beti, la cenicienta del grupo, quería dejar claro que no iba de paseo.

El Beti, de verde, en su enfrentamiento contra el Sanse

Conocidos son los desfiles de samba con sus disfraces extravagantes y fiestas callejeras del carnaval de Río de Janeiro, o las elegantes máscaras, llenas de misterio, del carnaval de Venecia. Barranquilla (Colombia), Colonia (Alemania) o Nueva Orleans (Estados Unidos), son lugares también donde el carnaval se vive de una forma especial. Fiesta y folclore, alegría y felicidad, ingredientes esenciales de un buen carnaval. También aquí, en nuestra tierra. Pero pocos disfraces había en Zubieta. La fiesta debía esperar.

Volvió el Beti al campo, que con cada gota de lluvia provocaba un suspiro de admiración, cada jugada era un canto a la esperanza, cada ataque, una nueva ilusión. Y no defraudó, empató con el Real Unión (0-0) y ganó al Orioko después (2-0), con dos goles de un extraordinario Luken. El Beti se clasificó para la final. Había creado una obra casi perfecta, con sus acordes y suaves notas, y con sus lágrimas de emoción.

El Beti, con su grito de guerra antes de cada partido

Y allí, en el último partido, en un Z4 abarrotado, en el lugar y el momento que todos deseaban estar, ocurrió lo que nadie quería que ocurriese de la forma en que ocurrió. Billabona contra Beti. Beti contra Billabona. Niños de 12 y 13 años peleando por un sueño. Y un árbitro. Lluvia y viento. Fuerza y tesón. Las espadas en alto, en un duelo apasionante. Y un árbitro. Con cada gota de lluvia un suspiro, en cada jugada una ilusión. Minuto 5 de partido, internada por la banda izquierda del delantero del Billabona, Elías, que ataja Joanes en falta. Roja directa. Difícil de entender. Pero el Beti no se amilana, y con 10 jugadores da una lección de pundonor y orgullo. Marca el Billabona, el Beti se echa adelante, es el «espíritu de Martutene», hay hambre de gol. Internada de Lur por la banda derecha al que derriban dentro del área. El árbitro no ve penalti. Insisten los errenteriarras pero queda poco tiempo. Y el árbitro pita el final. Pero no hay desolación, hay orgullo. El Beti sabe ganar pero lo que es más importante, también sabe perder.

Con cada gota de lluvia un suspiro, en cada jugada un canto a la esperanza. El Beti ya está entre los mejores.

Cuando la fe mueve montañas

La expresión «la fe mueve montañas» se utiliza comúnmente para transmitir la idea de que la creencia, la confianza y la determinación pueden superar obstáculos aparentemente insuperables. Y es que, para ganar, hay que creer. Lo hizo Nadia Comaneci en los Juegos Olímpicos de Montreal 76, al convertirse en la primera persona en recibir una puntuación perfecta de 10 en gimnasia artística, también la selección de fútbol de Grecia en la Eurocopa de 2004, cuando ganó el torneo derrotando a equipos más fuertes como Francia y Portugal. La fe de Roger Bannister, un corredor británico, hizo que se convirtiera en la primera persona en correr una milla en menos de 4 minutos, algo impensable en aquel momento. O el equipo de hockey sobre hielo de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 1980, compuesto principalmente por jugadores universitarios, que derrotó al poderoso equipo de la Unión Soviética en las semifinales y luego ganó la medalla de oro contra Finlandia. Aquella victoria, conocida como «el milagro en el hielo» se considera uno de los mayores logros en la historia del deporte. Michael Phelps, Usain Bolt, Eliud Kipchoge, Rafa Nadal, Carl Lewis, Gary Kasparov…todos tuvieron fe. También el Beti. 

Fue un 3 de enero, del recién estrenado año 2024, cuando el Beti Ona infantil txiki acudió al campo del Martutene, en una nubosa tarde, a disputar la primera fase del XXXVIII Torneo Internacional organizado por la Fundación de la Real Sociedad. Cinco equipos iban a pelear por conseguir la única plaza en juego que daba acceso a la segunda fase del torneo: Martutene, Zarautz, Baztan de Elizondo, Hasparren y Beti Ona. Sobre el papel, el «Martu» era el máximo favorito para logarlo, por su juego y porque jugaba en casa. Pero el fútbol no siempre sigue las predicciones lógicas. En un primer arranque espectacular, el Beti, lanzado al ataque, desmelenado pero ordenado, compitió de tú a tú con el Martutene y tras un gol de Luken, los de Errenteria se pusieron por delante en el marcador. Apretó el «Martu» y se defendió el Beti, pero los 20 minutos que duró el partido (todos los partidos en este torneo tienen esta duración) fueron insuficientes para los locales. Fue un triunfo de prestigio, pero quedaba aún mucho torneo. Y llegó el Baztan, procedente del bonito pueblo de Elizondo, famoso por sus casas palaciegas y edificios monumentales, quien no opuso demasiada resistencia y propició un encuentro cómodo al Beti. Jon Labaka y Aner Rodríguez marcaron para los errenteriarras, el Zarautz, siguiente rival, esperaba ya a los pupilos de Txema, un rival incómodo y expeditivo

El Beti Ona Infantil Txiki, tras ganar el último partido frente al Hasparren

Cayó la noche y los focos del campo se encendieron. El choque prometía. En la grada, una bandera roja del Beti Ona indicaba el lugar exacto de la afición errenteriarra que jaleaba sin cesar al equipo. Apretaba el Beti, pero se defendía bien el Zarautz. Apretaba el Zarautz, pero se defendía bien el Beti.  Lucha titánica en el medio campo. Aqueos contra troyanos, Karpov contra Kaspárov. Y al final, empate a 0. Bravo. El Beti necesitaba ganar el último partido para quedar primero. Y así fue, en un partido relativamente cómodo frente al Hasparren, tras dominarlo de principio a fin con un tempranero gol de Labaka en el minuto 1 y un posterior penalti transformado por Lur, el Beti logró la clasificación. La ambición de todo el grupo les llevó aún más lejos de lo esperado. Fe y grupo. Un binomio inexpugnable.

El Beti Ona en plena celebración

Y así fue como la alegría se desbordó entre familiares y jugadores y al grito de: «Ese Beti, ese Beti, eh, eh!» el Beti Ona se clasificó para la segunda fase del torneo que se celebrará en febrero en las instalaciones de la Real Sociedad en Zubieta. Allí estarán también los otros 11 equipos clasificados: Valvanera , Tolosa , Billabona , Kostkas , Lagun Onak, Hondarribia , Anaitasuna , Real Unión , Ordizia , Sanse y Ariznabarra. Y allí estará el Beti, con su fe y con su grupo. Sirva esta crónica también para honrar la memoria de Urko Pikabea, el joven jugador del Orioko, que debería haber disputado este torneo y que falleció prematuramente a los 12 años. Sentimos muy de cerca su pérdida y nos unimos al dolor de su familia. Goian Bego.

El Beti Ona transita hacia el verdadero fútbol total

Atrás quedaron los torneos y partidos de fútbol 8, el jugar a lo ancho del campo en tres tiempos de 20 minutos. Atrás quedó también el fútbol de salón, el de los regates infinitos y el de los esprints cortos e intensos. Los niños crecen, se van haciendo mayores, evolucionan, deben aprender de la experiencia y saber adaptarse al nuevo fútbol que practican. Y a la vida.

El móvil, esa herramienta que ya todos manejan, les enseña que hay remates imposibles, gente con habilidades increíbles, futbolistas que hacen fácil lo difícil, la fama, los coches, las casas…todo parece estar al alcance de todos, sin esfuerzo. Es lo que ven, es lo que se proyecta. Son capaces de imaginar y soñar, pero no son capaces de valorar el esfuerzo, la disciplina o la concentración, entre otras cosas. Principalmente, porque lo tienen todo hecho. Nacieron en esta época y en este mundo. Son hijos e hijas de la comodidad.

El Beti Ona Infantil Txiki 2023-2024

Precisamente, para poder llegar a ese «estado de comodidad» el esfuerzo, la constancia o la disciplina son valores fundamentales. Lo aprendieron también los griegos de Atenas en época de Pericles, hijo de Jantipo y Agariste, general ateniense en la edad de oro de Atenas. Pericles fomentó las artes y la literatura, por esta razón Atenas tiene la reputación de haber sido el centro educacional y cultural de la Antigua Grecia. Comenzó un ambicioso proyecto que llevó a la construcción de la mayoría de las estructuras supervivientes en la Acrópolis de Atenas, incluyendo el Partenón, así como de otros monumentos como los Propileos. Su programa embelleció la ciudad y sirvió para exhibir su gloria, a la vez que dio empleo a muchos ciudadanos. El esfuerzo de todos hizo de Atenas una ciudad mejor. El esfuerzo llevó a la comodidad posterior. Pericles también fue criticado por llevar a los atenienses a la Guerra del Peloponeso en la que salieron mal parados ante los espartanos, pero esta ya es otra historia.

Grecia en el siglo V a.C.

Llega a partir de ahora el fútbol de verdad, en campo grande, 11 contra 11. Se acabaron los regates, toca meter el cuerpo, aprender a posicionarse, a no dar un balón por perdido…el físico se convierte en el elemento fundamental de todo jugador. Es época de aprendizaje, un tesoro, tal y como definieron los chinos, que seguirá a su dueño a cualquier lugar. Y es también momento de ir cogiendo experiencia, que es la maestra más exigente, porque primero te pone a prueba y después te enseña la lección.

Acaba la primera fase del campeonato de infantil txiki, con un Beti Ona quinto en la clasificación (por delante Antiguoko, Lengokoak, Pasaia y Martutene y por detrás Añorga, Internacional y Trintxerpe). Comienza ahora la fase de Copa para los pupilos de Alzugaray, con la ilusión, por qué no, de clasificarse para los cuartos de final. Con un buen aprendizaje, esfuerzo y constancia todo puede ser posible. 

La actitud luchadora del Beti Ona le lleva lejos en la Donosti Cup

Samarcanda, Bujará y Jiva atraen a visitantes de todo el mundo gracias a su patrimonio histórico y cultural. Son ciudades de Uzbekistán, uno de los mayores productores mundiales de algodón, rico en oro y gas natural, cuya capital y ciudad más grande es Taskent. Uzbekistán tiene una rica historia que se remonta a la Ruta de la Seda, una de las más importantes de la historia, ya que facilitó el intercambio de mercancías, conocimientos, ideas y culturas entre Oriente y Occidente.

Con Kazajistán al norte, Tayikistán al sureste, Kirguistán al noreste, Afganistán al sur y Turkmenistán al suroeste. Uzbekistán, ubicada en Asia Central, ha sido habitada desde la antigüedad e influenciada por varios imperios y culturas a lo largo de los siglos. En el siglo XIV, el territorio formó parte del Imperio de Timur, conocido como Tamerlán, que dejó un legado arquitectónico impresionante en Samarcanda y otras ciudades uzbekas. El país también experimentó el dominio de los rusos durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX, hasta su independencia en 1991.

Y de aquellas tierras tan lejanas, en concreto de la ciudad de Bekabad, es el Metallurg. El equipo uzbeko que juega la Donosti Cup, como lo hacen también el Changzhou Xiyue FC de China, Cristo Rey de Perú, Wakatake de Japón, Honolulu Bulls de Estados Unidos, el Rhinos Delicias de México, la selección del Sáhara Occidental o SDC Programme de Australia…por citar solo algunos de los 865 equipos de 22 países que participan en la 31ª edición de la Donosti Cup, la gran fiesta del fútbol base, un evento mundial que acoge la ciudad de San Sebastián y todo el territorio guipuzcoano. 

La Donosti Cup destaca por promover valores como el juego limpio, la deportividad y el respeto entre los jugadores y equipos. Es una oportunidad única para fomentar el intercambio cultural, establecer amistades internacionales y fortalecer los lazos entre los jóvenes futbolistas de diferentes países. Y todo esto es lo más importante que puede ofrecer este torneo para nuestros niños y niñas. El Beti Ona alevín, como no podía ser de otra manera, no faltó a esta valiosa cita que tanta ilusión genera entre los jugadores. Es esa ilusión, una experiencia fascinante y milagrosa, que nos muestra la fragilidad de nuestra percepción y la manera en que nuestro cerebro interpreta el mundo que nos rodea: la ilusión por jugar bien, la ilusión por conocer a nuevos equipos, la ilusión por ganar, la ilusión por aprender, la ilusión por vivir nuevas experiencias…cada uno vive su propia ilusión y todas ellas se dan cita en este torneo inigualable. Y los chicos del Beti Ona también tienen su propia ilusión.   

El Beti Ona alevín 2011 en Urnieta

Comenzó el Beti Ona su andadura en la Donosti Cup en su propio campo de Beraun, en Errenteria, contra el Salesianos de Guadalajara (Castilla la Mancha), una dura contienda a la que tuvo que hacer frente casi todo el partido con un jugador menos por expulsión de uno de sus jugadores al inicio de la primera parte. Todo indicaba que el Beti caería en su debut, pero no fue así. Un gol de Labaka al final de la primera parte dió alas a los de Txema, que lejos de amilanarse, perforaron la portería rival por dos veces en la segunda parte, sin dar opción a los manchegos de poder remontar. El equipo se unió cuando peor estaba, todos dieron lo mejor en una situación muy comprometida. Lo imposible se hizo posible y el Beti ganó (5-1).

Y así llegó el segundo partido de la fase de grupos contra el Metallurg de Uzbekistán, compuesto por jugadores pequeños y muy rápidos, que entrenan 5 días a la semana y que según dicen, pertenecen a una escuela del Real Madrid en aquel país. La forma de parar el balón, la rapidez en el repliegue defensivo y en el ataque, su forma de abrir el campo… ¡y sus rezos antes de empezar el partido en mitad del campo! presagiaban una derrota del Beti, y así fue (5-1). Los jugadores dirigidos en esta ocasión por Nikol, plantaron cara en todo momento al conjunto uzbeko, pelearon hasta el último momento y tuvieron alguna ocasión de gol. Fue un buen partido que tuvo un desenlace lógico.

El tercer enfrentamiento de la fase de grupos se celebró también en el campo de Beraun, contra el conjunto, hasta entonces invicto, del LSA Tarragona, una academia de fútbol compuesta por los mejores jugadores de la antigua ciudad romana y destino vacacional de muchos vascos. Fue quizás el peor partido del Beti, el calor y el horario del partido (15:30h de la tarde), sin duda afectó de manera clara a los jugadores, también la entidad del rival (6-0). El Beti se clasificó para la Europa League del torneo.

Urnieta acogió los dos partidos de 1/32 y 1/16 de final del Beti frente al Amara Berri e Igeltegi respectivamente, que se resolvieron sin grandes problemas bajo un calor asfixiante (5-1) y (4-2). El Barcelona Soccer Houston esperaba en octavos de final en Berio,la empresa se antojaba difícil. Se adelantaron los catalanes/estadounidenses en la primera parte, pero un gol de Joanes de falta directa en la segunda parte igualó el marcador y tras una dura lucha se llegó a la tanda de penaltis. Y allí el Beti no falló. Aner paró el primer lanzamiento y primero Aner, luego Aimar y finalmente Danel, transformaron los 3 lanzamientos que daban el pase al Beti a cuartos de final. La alegría se desbordó entre jugadores y familiares. Pero había que pensar en el siguiente partido. Los franceses del Coqs Rouges Burdeos se cruzaron en el camino. El Beti estaba a punto de aprender una nueva lección.

El Beti Ona en su enfrentamiento contra el Barcelona Soccer Houston, en Berio

Fue en el verano del año 490 a.C. cuando el poderoso ejército persa desembarcó en Grecia, en una pequeña localidad llamada Maratón. En juego estaba la conquista de toda Grecia por parte de los persas. Una batalla que jamás se olvidará, por muchos años que pasen. Tampoco el Beti olvidará su propia batalla con los franceses, también en verano, pero del año 2023. 

Con buenos jugadores en el centro del campo el Burdeos planteó un partido duro, físico, lleno de faltas. Se adelantó no obstante el Beti con gol de Luken por la banda izquierda, pero no tardó en empatar el conjunto galo. Se movían rápido los franceses, aguantaba el Beti. De nuevo una nueva falta y una oportunidad del equipo errenteriarra, pero el disparo se fue alto. Marcaron los franceses el segundo y no tardaron en marcar el tercero. La victoria se escapaba pero los de Txema no se iban a rendir tan fácilmente.No lo hicieron los griegos, no lo iban a hacer ellos, porque también es verano y hay algo por lo que luchar. Se defendían como podían los franceses, a base de faltas, perdiendo el tiempo, cargándose de tarjetas…atacaba el Beti y Unai logró el 3-2. Quedaba poco tiempo y todo era posible. Pero faltó tiempo. El árbitro pitó el final. Tal y como dijo Pausanias, el viajero, en relación a aquella gran batalla:» seguiremos escuchando los relinchos y gritos de los fantasmas que cada noche pueblan la playa de Maratón.» Nosotros seguiremos escuchando los gritos de los nuestros, que cosidos a faltas por los franceses, se levantaron una y otra vez en pos de la victoria. La actitud es el gran valor de este equipo y así quedó demostrado en la Donosti Cup

Gora Beti Ona! 

El futuro es del Beti Ona que logra un nuevo éxito en Alegría -Dulantzi

Es un día de junio caluroso en Alegría- Dulantzi, municipio situado entre Vitoria y Salvatierra, en la denominada «Cuadrilla de la Llanada Alavesa». Son las 8:15h de la mañana y el Beti Ona alevín acude fiel a la cita de un nuevo torneo de verano organizado por el C.D. Alegría en el que participan 32 equipos de Gipuzkoa, Álava, Bizkaia, Navarra y la Rioja. El sol aprieta. No será un torneo fácil para nadie. Los chavales se han despertado pronto, muchos de ellos a las 6:30h de la mañana: «Pobres críos, con lo que les gusta dormir a la mayoría de ellos» se escucha en las inmediaciones del parking que da acceso al campo. Y es que suelen decir que a quien madruga Dios le ayuda, y no sólo porque presumiblemente le pueda ir bien el día, sino que, en términos generales, la vida le irá mejor a aquellos que normalmente están acostumbrados a tomar la iniciativa y a ser proactivos. ¿Será este sábado, 10 de junio, un buen día para el Beti Ona?

Mensaje en una casa del centro del pueblo de Alegria-Dulantzi

Álava fue habitada en la época prerromana por autrigones, caristios, várdulos y berones. El territorio está dividido en siete «cuadrillas», conforme recuerda el dicho «Siete Cuadrillas hacen Álava una». Se podría decir también: «13 jugadores hacen del Beti una cuadrilla», los que se desplazaron hasta Alegria-Dulantzi, pero son más. Todos hacen de este Beti una buena «cuadrilla», sinónimo de amistad y buen rollo entre jugadores y familiares. Nace un nuevo Beti, que aún está por florecer, y que con su compromiso y combatividad demostrados puede llegar a hacerlo de la misma forma que lo hacen los cerezos en primavera en el Valle del Jerte (Extremadura), maravillando a todo aquel que lo presencia por primera vez. La «Fiesta del Cerezo en Flor» es sobre todo una celebración popular que trata de reflejar la vida de toda una comarca. Nosotros también queremos celebrar junto al Beti sus éxitos y buen juego, porque es parte de nuestra vida y de nuestra comarca. Lo bueno es que ya hemos empezado.

Se jugó por la mañana la fase de grupos en la que el Beti se clasificó como primero del suyo tras vencer al Betoño (1-0), Orkoien (2-0) y Soraluze (5-0) sin excesivas complicaciones. Ya en octavos esperaba el Lengokoak B, un equipo incómodo, que supo dominar los primeros compases del encuentro y que finalmente cayó derrotado gracias al esfuerzo realizado por el Beti Ona (2-1). El Etxezarra de Vitoria fue el rival en cuartos. Un equipo difícil con jugadores rápidos en punta que afortunadamente pasaron totalmente desapercibidos gracias a la labor defensiva y ofensiva realizada por el conjunto de Asier Alonso. Una lección táctica que anuló completamente al rival (3-0). Este fue probablemente el mejor partido del torneo. El equipo entraba en semifinales y allí esperaba el Elorrio. El calor seguía apretando, el agua de los bidones y botellines recorría el gaznate de los jugadores y la sombra se convertía en un bien escaso. Eran ya las últimas horas de la tarde y el Beti necesitaba un esfuerzo más. La final estaba tan cerca…

Tras unos intensos primeros compases por parte del Elorrio (dos intervenciones de Aner lograron que el equipo vizcaíno no se adelantara en el marcador), el Beti fue poco a poco encontrando su camino. Había que tomar la iniciativa. Esa era la clave. El Beti necesitaba suministrar más balones a los delanteros Lur, Aimar y Aner, para poder abrir la lata. Y en ese empeño llegó por fin el primer gol y al filo del encuentro el segundo, de penalti (2-0). El Beti estaba ya en la final. El rival, el Lengokoak A.

Es ese momento único. Cuando el deportista es consciente de lo que ha conseguido pero no se conforma con lo que tiene. Un sueño que llega pocas veces, porque difícil es siempre llegar hasta el final. Es el momento en el que sabes que todos te miran y respetan, el momento en el que sientes que tus compañeros son ya parte de ti. Y no quieres que acabe. Ese momento es único porque tienes la esperanza de ganar cuando todavía no has perdido nada. En ese momento vivirías eternamente.

Se presentaron ambos equipos como lo hacen los grandes, escuchando los nombres de cada uno de los jugadores por megafonía ante los aplausos de las aficiones. Eran las 20:15h de la tarde y el calor seguía apretando. Comenzó el Lengokoak dominando el centro del campo, atacando, atosigando, pero el Beti resistía. La velocidad de los atacantes donostiarras puso en dificultad más de una vez a la defensa errenteriarra. Sufría el Beti, pero también comenzó a sufrir el Lengo. Cuatro ocasiones claras de gol, con excelentes intervenciones del portero del Lengo, llenaron de esperanza la ilusión por la conquista del torneo a los jugadores del Beti. Hasta que «Victory», el rápido atacante del Lengo, en una jugada por la banda izquierda puso el 1-0 en el marcador a falta de 10 min para el final. Siguió insistiendo el Beti, y tuvo su gran ocasión, pero la pelota no quiso entrar. Así son los partidos y así son las finales. A pesar de todo, mereció la pena el madrugón porque tal y como dice la canción: «Look who we are, we are the dreamers, we make It happen because we believe it»

Zorionak mutilak! Seguid aprendiendo y disfrutando

El Beti Ona, con su trofeo 🏆 de subcampeón del torneo

La amistad, el bien más valioso y duradero

Ya lo dijo Cicerón hace más de dos milenios en su obra «Laelius de amicitia», un tratado filosófico sobre la amistad escrito en el 44 a.C.: la amistad, después de la sabiduría, es el bien más valioso. Según Cicerón la amistad es un sentimiento claro, desinteresado, que no nace de la búsqueda de lo útil, sino de una inclinación natural que une a las personas. Viene del corazón y no de la inteligencia. El valor de la amistad es la máxima armonía de los deseos, de las inclinaciones de un hombre y de sus pensamientos. A veces se suele decir que quien mira a un amigo mira a una imagen de sí mismo.

Y es que amigos son, sobre todo, los jugadores del Beti Ona alevín, cuya relación, desinteresada, nace de la espontaneidad y naturalidad de unos niños de 11 años que, yendo a jugar un torneo a Logroño, han dormido, comido, jugado, reído y disfrutado de una experiencia inolvidable en el Seminario Mayor de Logroño, no muy lejos de Pradoviejo, el complejo deportivo donde los niños juegan y sueñan con su deporte favorito: el fútbol. Los grandes logros deportivos se han sustentado siempre en la amistad, jugadores de grandes equipos que, además de compañeros, son amigos y que gracias a eso, precisamente, han podido llevar al equipo a lo más alto. Ya lo hemos contado aquí muchas veces, el Beti Ona es un equipo de amigos, en el mejor y más importante sentido de la palabra, y eso les ha hecho grandes. También en este último torneo de Comillas celebrado en Logroño, donde el Beti consiguió llegar a semifinales en una competición jugada de más a menos, quizás debido al cansancio acumulado, no sólo físico, también mental, en una semana complicada para el equipo ya que la marcha de algunos de sus jugadores a otros clubes la próxima temporada ha podido afectar tanto a los que se quedan, como a los que se van.

Con todo, el equipo, fiel a su estilo, compitió y logró la tercera plaza tras empatar a 0 con el Cultural de Durango y vencer en la tanda de penaltis. Previamente cayó en semifinales contra el Comillas por 3-2. Y antes también hubo una fase de grupos y unos cuartos de final…pero esto no es relevante. Hoy al menos toca cambiar el estilo de las crónicas. La ocasión lo merece.

Los caminos de nuestros chicos se separan. No hay nada que dure eternamente, todo cambia, es ley de vida. No se puede juzgar a nadie por las decisiones que se toman, porque en ese caso nosotros también seríamos los primeros en ser juzgados. Pero es importante ponernos siempre en la piel de los demás, en la piel del amigo. Nuestro comportamiento hacia él/ella siempre debe ser ejemplar porque muchas veces un amigo es una imagen de nosotros mismos (ya lo he dicho antes).

Por otro lado…¿Con la marcha de un amigo se entierra la amistad?, ¿Y por qué nos dolemos de no poder jugar con él más ? Nuestro y de nadie más es el tiempo que hemos pasado juntos, y eso ya nadie nos lo podrá quitar. Quizás algún día el deporte nos vuelva a juntar, mientras tanto nuevos amigos vendrán con los que forjaremos una nueva amistad.

¡Nos vemos en los campos!

El Beti, junto a su entrenador, tras el último partido jugado contra el Cultural de Durango

Un Beti Ona con alma de campeón logra el segundo puesto en el torneo de Calahorra

Fue mencionada Calahorra en tiempos de Tito Livio y después en Estrabón, en el itinerario de Antonino, un documento de la Roma antigua, que se supone redactado en el siglo III, en el que aparecen recopiladas las rutas del Imperio romano. Fue también reconocida como ciudad vascona y su fidelidad a Roma, junto con la fama de sus guerreros, hizo que Augusto formara una guardia personal con soldados procedentes de Calagurris (Calahorra). El título de “municipium civium Romanorum”, otorgó a sus habitantes la plena ciudadanía romana. Calagurris, como cualquier ciudad romana relevante, llegó a tener todos los servicios e infraestructuras necesarias: templos, foros, termas, cloacas, teatros, anfiteatro…entretenimientos y servicios que correspondieron a otra época, pero que pusieron las bases de nuestra civilización. Calahorra es la segunda ciudad de la comunidad autónoma de La Rioja en importancia y población tras la capital, Logroño, y es también una ciudad donde se respira fútbol, de hecho, su equipo, el CD Calahorra, que milita en 1ª RFEF, es el club de referencia en la comarca y cuenta con una de las canteras más importantes de la región

Hasta estas tierras se desplazó el Beti Ona alevín (junto con equipos de otras categorías) para participar en el XXVI Torneo C.F. Base Juventud Calahorra, un torneo que agrupa varias competiciones en categoría alevín y benjamín y en el que participan equipos del País Vasco, La Rioja, Zaragoza y Navarra. Encuadrado en el grupo del Valvanera y Arnedo, el conjunto de Jon Lete comenzó con buen pie su andadura tras ganar 4-0 a los primeros y empatar a 0 con los segundos. El Beti Ona quedó primero de grupo (Arnedo ganó 1-0 a Valvanera), circunstancia que le otorgó el derecho a jugar la siguiente fase (denominada oro) contra los anfitriones Calahorra y los zaragozanos del C.D. Delicias. Pero esto sería ya por la tarde. Antes hubo que comer. Jugadores y familiares se dirigieron al centro de Calahorra donde ya tenían reservado un sitio para reponer fuerzas y refrescarse del calor que comenzaba a apretar en Calahorra. Y allí, sentados todos en una larga mesa, jugadores, entrenadores y familiares se dispusieron a degustar los platos que previamente habían reservado: espaguetis a la bolognesa, alcachofas, hojaldre de verduras, ensalada mixta, codillo, carrilleras, pollo asado…pero, al igual que en las Bodas de Caná, empezaron a faltar alimentos (el vino, por contra, sí que estuvo asegurado): niños que no tenían su plato de comida, platos que no se correspondían con lo que se había pedido…el nerviosismo comenzó a hacer mella entre los comensales y los camareros, hasta que finalmente todo se pudo solucionar sin tener que recurrir al milagro del vino o los panes y los peces.

El Beti Ona enfrentándose al Arnedo en el campo 2

Y llegó la jornada de tarde. Del grupo formado por Calahorra, Beti Ona y C.D. Delicias saldría el ganador del torneo, un triangular duro. Fue el primer partido contra el Calahorra el que demostró claramente que el Beti iba a por todas. Bajo la dirección de Zuhaitz en el centro del campo, el Beti comenzó a abrir las bandas. Atacaba el Calahorra, defendía el Beti. Atacaba el Beti, defendía el Calahorra. Una falta cerca del área fue aprovechada por los riojanos para intentar coger desprevenido al conjunto vasco mientras su portero Aner colocaba la barrera defensiva, circunstancia que el árbitro no consideró susceptible de ser detenida y que casi le cuesta un gol al conjunto de Jon Lete. En un partido posterior al portero se le dejó el tiempo necesario para que colocara la barrera, los criterios entre los colegiados de la organización parecían no estar claros, ¿o si?. La igualdad y la lucha continuó hasta que Lur con un zarpazo definitivo, inclinó la balanza a favor del Beti. Gol y triunfo frente a los anfitriones, a pesar de todo. Al Beti solo le bastaba un empate contra el C.D. Delicias de Zaragoza para ganar el torneo. 

El Beti Ona, segundo clasificado en el torneo de Calahorra

Pero qué verdad es aquella que dice que “no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo” ( y menos en un torneo en el que el equipo anfitrión aún tiene opciones de llevarse la victoria, añadiría yo), porque efectivamente el Calahorra ganó 2-0 su partido contra los zaragozanos y si el Beti perdía con estos últimos, aunque fuera por la mínima, el torneo caería a favor de los anfitriones. Y fue eso, precisamente, lo que sucedió. En un partido duro y jugado de poder a poder, el C.D. Delicias, aprovechó una rigurosa falta pitada al borde del área, a escasos metros de la portería defendida por Aner, para marcar con un libre indirecto a falta de 5 minutos para el final (este fue el único gol que recibió el Beti en todo el torneo). El árbitro, cual maestro de escuela, se dedicó en los minutos finales a ofrecer todo tipo de explicaciones a los jugadores en relación a las acciones que se iban sucediendo, dejando pasar el tiempo y anulando así toda posibilidad de remontada por parte de los jugadores errenteriarras. No añadió un solo segundo más a los 20 minutos reglamentarios. Una pena. Pero ya lo dijo Séneca hace 2.000 años: “Da entrada a la razón en las dificultades: las circunstancias adversas pueden oprimir menos a quienes las soportan con elegancia”. Y así es como se despidió el Beti de Calahorra, con elegancia y alma de campeón.

Un penalti inexistente acaba con las ilusiones del Beti Ona en el torneo de San Marcial

Lo planificó todo el mismo día, incluso su posterior viaje a Brasil. En 1989, Dionisio Rodríguez Martín, más conocido como ‘El Dioni», encargado de proteger y velar por el furgón blindado de la empresa Candi S.A., se fugó con el vehículo y 300 millones de las antiguas pesetas que repartió entre 3 amigos (solidario él) para posteriormente huir a Brasil. Dos meses después las autoridades brasileñas lo arrestaron y pasó 10 meses en las cárceles del país sudamericano hasta su posterior extradición. En 1995 consiguió la libertad condicional. Fue uno de los robos más famosos y mediáticos que todavía hoy se recuerda con relativa facilidad por lo rocambolesco del asunto.

No tan famoso, pero robo al fin y al cabo, el que sufrió el Beti Ona alevín en las semifinales del Torneo de San Marcial celebrado el 12 de abril en el campo de fútbol San José Obrero, cuando el árbitro del encuentro, con un evidente sesgo hacia el equipo local (San Marcial), pitó un penalti inexistente a falta de 5 minutos en el área defendida por Aner. Ganaba el Beti Ona 0-1 y fue la única ocasión en la que se acercó el rival. Anteriormente el árbitro también «pasó por alto» un penalti claro realizado a Castillo, jugador del Beti Ona. Decepción e impotencia pueden ser las palabras que mejor definan el estado de ánimo de los aficionados errenteriarras y sus jugadores en aquella lluviosa tarde de abril, donde no merecieron ser apeados de la final de una manera tan cruel. La ilusión de unos niños, que con gran esfuerzo y pasión jugaron durante todo el campeonato bajo duras condiciones climáticas, fue cercenada por una persona que «barrió para casa» de una forma escandalosa.

Las intensas lluvias dejaron el terreno de juego totalmente encharcado

Sin embargo esta actitud no puede empañar la buena organización del torneo y su espíritu solidario. Hay que reconocer y aplaudir la labor que realiza cada año el CD. San Marcial, cuya recaudación (2 euros cuesta la entrada al torneo), fue íntegramente a la Asociación «Begisare», que trabaja en favor de las personas afectadas por la distrofia hereditaria de la retina, una enfermedad que afecta a 1 de cada 3000 personas y es la causa más común de la pérdida de visión en la infancia y juventud.

Llegó el Beti Ona a Irun de su periplo por tierras riojanas con mucha ilusión. Tras una primera fase de grupos en la que ganó todos sus partidos salvo el primero (0-0 con el Vasconia, 4-0 al Behobia, 5-1 al Billabona, 7-0 al Gure Txokoa y 3-0 al Mariño), el pase a cuartos le enfrentó al Hondarribia, un duro rival, reciente campeón alevín del torneo de Zubieta, y del que se deshizo en el último segundo con un gol de Joanes tras un excelente pase de Zuhaitz. El pase a semifinales estaba asegurado, pero tan pronto como llegó, se esfumó la posibilidad de llegar a la final. Ni los calcetines de la suerte de los cerditos voladores de Juan Fran pudieron enmendar lo que el destino tenía ya preparado, una jornada que podríamos calificar como el «Robobo de la Jojoya».

En un intrascendente partido de tercer y cuarto puesto el Beti Ona se enfrentó al Danena. El partido acabó 0-0 y con el tercer puesto finalmente para los de Zizurkil tras una tanda de penalties interminable.

El Beti Ona tras la finalización del torneo con sus dos entrenadores, Jon y Asier.

Este es un lugar para la Historia y las crónicas deportivas. Un espacio para recordar lo que fuimos