Un Beti Ona con alma de campeón logra el segundo puesto en el torneo de Calahorra

Fue mencionada Calahorra en tiempos de Tito Livio y después en Estrabón, en el itinerario de Antonino, un documento de la Roma antigua, que se supone redactado en el siglo III, en el que aparecen recopiladas las rutas del Imperio romano. Fue también reconocida como ciudad vascona y su fidelidad a Roma, junto con la fama de sus guerreros, hizo que Augusto formara una guardia personal con soldados procedentes de Calagurris (Calahorra). El título de “municipium civium Romanorum”, otorgó a sus habitantes la plena ciudadanía romana. Calagurris, como cualquier ciudad romana relevante, llegó a tener todos los servicios e infraestructuras necesarias: templos, foros, termas, cloacas, teatros, anfiteatro…entretenimientos y servicios que correspondieron a otra época, pero que pusieron las bases de nuestra civilización. Calahorra es la segunda ciudad de la comunidad autónoma de La Rioja en importancia y población tras la capital, Logroño, y es también una ciudad donde se respira fútbol, de hecho, su equipo, el CD Calahorra, que milita en 1ª RFEF, es el club de referencia en la comarca y cuenta con una de las canteras más importantes de la región

Hasta estas tierras se desplazó el Beti Ona alevín (junto con equipos de otras categorías) para participar en el XXVI Torneo C.F. Base Juventud Calahorra, un torneo que agrupa varias competiciones en categoría alevín y benjamín y en el que participan equipos del País Vasco, La Rioja, Zaragoza y Navarra. Encuadrado en el grupo del Valvanera y Arnedo, el conjunto de Jon Lete comenzó con buen pie su andadura tras ganar 4-0 a los primeros y empatar a 0 con los segundos. El Beti Ona quedó primero de grupo (Arnedo ganó 1-0 a Valvanera), circunstancia que le otorgó el derecho a jugar la siguiente fase (denominada oro) contra los anfitriones Calahorra y los zaragozanos del C.D. Delicias. Pero esto sería ya por la tarde. Antes hubo que comer. Jugadores y familiares se dirigieron al centro de Calahorra donde ya tenían reservado un sitio para reponer fuerzas y refrescarse del calor que comenzaba a apretar en Calahorra. Y allí, sentados todos en una larga mesa, jugadores, entrenadores y familiares se dispusieron a degustar los platos que previamente habían reservado: espaguetis a la bolognesa, alcachofas, hojaldre de verduras, ensalada mixta, codillo, carrilleras, pollo asado…pero, al igual que en las Bodas de Caná, empezaron a faltar alimentos (el vino, por contra, sí que estuvo asegurado): niños que no tenían su plato de comida, platos que no se correspondían con lo que se había pedido…el nerviosismo comenzó a hacer mella entre los comensales y los camareros, hasta que finalmente todo se pudo solucionar sin tener que recurrir al milagro del vino o los panes y los peces.

El Beti Ona enfrentándose al Arnedo en el campo 2

Y llegó la jornada de tarde. Del grupo formado por Calahorra, Beti Ona y C.D. Delicias saldría el ganador del torneo, un triangular duro. Fue el primer partido contra el Calahorra el que demostró claramente que el Beti iba a por todas. Bajo la dirección de Zuhaitz en el centro del campo, el Beti comenzó a abrir las bandas. Atacaba el Calahorra, defendía el Beti. Atacaba el Beti, defendía el Calahorra. Una falta cerca del área fue aprovechada por los riojanos para intentar coger desprevenido al conjunto vasco mientras su portero Aner colocaba la barrera defensiva, circunstancia que el árbitro no consideró susceptible de ser detenida y que casi le cuesta un gol al conjunto de Jon Lete. En un partido posterior al portero se le dejó el tiempo necesario para que colocara la barrera, los criterios entre los colegiados de la organización parecían no estar claros, ¿o si?. La igualdad y la lucha continuó hasta que Lur con un zarpazo definitivo, inclinó la balanza a favor del Beti. Gol y triunfo frente a los anfitriones, a pesar de todo. Al Beti solo le bastaba un empate contra el C.D. Delicias de Zaragoza para ganar el torneo. 

El Beti Ona, segundo clasificado en el torneo de Calahorra

Pero qué verdad es aquella que dice que “no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo” ( y menos en un torneo en el que el equipo anfitrión aún tiene opciones de llevarse la victoria, añadiría yo), porque efectivamente el Calahorra ganó 2-0 su partido contra los zaragozanos y si el Beti perdía con estos últimos, aunque fuera por la mínima, el torneo caería a favor de los anfitriones. Y fue eso, precisamente, lo que sucedió. En un partido duro y jugado de poder a poder, el C.D. Delicias, aprovechó una rigurosa falta pitada al borde del área, a escasos metros de la portería defendida por Aner, para marcar con un libre indirecto a falta de 5 minutos para el final (este fue el único gol que recibió el Beti en todo el torneo). El árbitro, cual maestro de escuela, se dedicó en los minutos finales a ofrecer todo tipo de explicaciones a los jugadores en relación a las acciones que se iban sucediendo, dejando pasar el tiempo y anulando así toda posibilidad de remontada por parte de los jugadores errenteriarras. No añadió un solo segundo más a los 20 minutos reglamentarios. Una pena. Pero ya lo dijo Séneca hace 2.000 años: “Da entrada a la razón en las dificultades: las circunstancias adversas pueden oprimir menos a quienes las soportan con elegancia”. Y así es como se despidió el Beti de Calahorra, con elegancia y alma de campeón.

Un penalti inexistente acaba con las ilusiones del Beti Ona en el torneo de San Marcial

Lo planificó todo el mismo día, incluso su posterior viaje a Brasil. En 1989, Dionisio Rodríguez Martín, más conocido como ‘El Dioni», encargado de proteger y velar por el furgón blindado de la empresa Candi S.A., se fugó con el vehículo y 300 millones de las antiguas pesetas que repartió entre 3 amigos (solidario él) para posteriormente huir a Brasil. Dos meses después las autoridades brasileñas lo arrestaron y pasó 10 meses en las cárceles del país sudamericano hasta su posterior extradición. En 1995 consiguió la libertad condicional. Fue uno de los robos más famosos y mediáticos que todavía hoy se recuerda con relativa facilidad por lo rocambolesco del asunto.

No tan famoso, pero robo al fin y al cabo, el que sufrió el Beti Ona alevín en las semifinales del Torneo de San Marcial celebrado el 12 de abril en el campo de fútbol San José Obrero, cuando el árbitro del encuentro, con un evidente sesgo hacia el equipo local (San Marcial), pitó un penalti inexistente a falta de 5 minutos en el área defendida por Aner. Ganaba el Beti Ona 0-1 y fue la única ocasión en la que se acercó el rival. Anteriormente el árbitro también «pasó por alto» un penalti claro realizado a Castillo, jugador del Beti Ona. Decepción e impotencia pueden ser las palabras que mejor definan el estado de ánimo de los aficionados errenteriarras y sus jugadores en aquella lluviosa tarde de abril, donde no merecieron ser apeados de la final de una manera tan cruel. La ilusión de unos niños, que con gran esfuerzo y pasión jugaron durante todo el campeonato bajo duras condiciones climáticas, fue cercenada por una persona que «barrió para casa» de una forma escandalosa.

Las intensas lluvias dejaron el terreno de juego totalmente encharcado

Sin embargo esta actitud no puede empañar la buena organización del torneo y su espíritu solidario. Hay que reconocer y aplaudir la labor que realiza cada año el CD. San Marcial, cuya recaudación (2 euros cuesta la entrada al torneo), fue íntegramente a la Asociación «Begisare», que trabaja en favor de las personas afectadas por la distrofia hereditaria de la retina, una enfermedad que afecta a 1 de cada 3000 personas y es la causa más común de la pérdida de visión en la infancia y juventud.

Llegó el Beti Ona a Irun de su periplo por tierras riojanas con mucha ilusión. Tras una primera fase de grupos en la que ganó todos sus partidos salvo el primero (0-0 con el Vasconia, 4-0 al Behobia, 5-1 al Billabona, 7-0 al Gure Txokoa y 3-0 al Mariño), el pase a cuartos le enfrentó al Hondarribia, un duro rival, reciente campeón alevín del torneo de Zubieta, y del que se deshizo en el último segundo con un gol de Joanes tras un excelente pase de Zuhaitz. El pase a semifinales estaba asegurado, pero tan pronto como llegó, se esfumó la posibilidad de llegar a la final. Ni los calcetines de la suerte de los cerditos voladores de Juan Fran pudieron enmendar lo que el destino tenía ya preparado, una jornada que podríamos calificar como el «Robobo de la Jojoya».

En un intrascendente partido de tercer y cuarto puesto el Beti Ona se enfrentó al Danena. El partido acabó 0-0 y con el tercer puesto finalmente para los de Zizurkil tras una tanda de penalties interminable.

El Beti Ona tras la finalización del torneo con sus dos entrenadores, Jon y Asier.

El Txantrea elimina en cuartos al Beti Ona en la «Laurus cup» de Logroño

Volvió el Beti Ona a Pradoviejo, el lugar donde cientos de chavales disfrutan de su deporte favorito: el fútbol. Un campo especial para los alevines del Beti Ona, donde el año pasado consiguieron el subcampeonato del torneo celebrado en junio. Es Sábado Santo y se disputa la Laurus Cup, evento organizado por la Asociación Deportiva Laurus, club de fútbol base de Logroño. Padres, jugadores y técnicos llenan las gradas y los terrenos de juego de la ciudad deportiva, un complejo deportivo con 8 campos de fútbol, en una calurosa mañana de abril.

Dieciséis equipos se citaron en categoría alevín para luchar por el torneo procedentes del País Vasco, Navarra, Zaragoza y la Rioja, principalmente. Comenzó bien el Beti Ona, con dos victorias consecutivas ante el Stadium Venecia de Zaragoza (3-0) y el CD Lourdes de Tudela (1-0), pero cayó ante el Mutilvera (1-0) en el último partido de la fase de grupos. Navarra daba así un primer aviso del potencial de sus equipos. Clasificados ya en segundo lugar para los octavos de final, el Beti Ona se enfrentó al Itaroa de Huarte, al que venció por 3-0 sin demasiadas complicaciones. El calor apretaba y en cuartos esperaba ya el Txantrea, un conjunto rocoso. La batalla estaba servida.

Vista del campo 2 desde el graderío

Y es que ya lo demostraron en Roncesvalles, en el 778, cuando los vascones aniquilaron a una parte del ejército de Carlomagno, rey de los francos y alanos, en represalia por la destrucción de una parte de la muralla de su ciudad, Pamplona. Los navarros son gente dura, contundente, un desafío mayúsculo para un Beti Ona acostumbrado a jugar al tiki-taka y que se enfrentaba a un Txantrea experimentado, con tres imponentes torres, jugadores que sacaban una cabeza al resto, físicamente fuertes y poseedores de un disparo durísimo. Pero comenzó el partido y se adelantó el Beti Ona con gol de Zuhaitz, el Txantrea tampoco lo iba a tener fácil, necesitaba dar lo máximo para poder pasar a semifinales. Respondió pronto el conjunto navarro con gol de su extremo que igualaba la contienda. El Beti dominaba, el Txantrea aguantaba y el calor apretaba de nuevo, los jugadores iban perdiendo paulatinamente su frescura natural. Todo estaba en el aire. Cualquier cosa podía suceder. Y sucedió que el Txantrea anotó el segundo gol que a la postre le dio la victoria y el pase a semifinales. El Beti quedó eliminado del torneo. Una pena, porque tuvo contra las cuerdas al Txantrea.

Etxebeste y Aner despejan un balón peligroso en el centro del área durante el partido contra el Stadium Venecia de Zaragoza

Es el Sábado Santo un día de silencio y reflexión en el que se conmemora la muerte de Jesús en la cruz y se prepara para el Domingo de Resurrección. Un ejercicio fundamental, el de la reflexión, para saber situarnos, tomar conciencia de lo que somos y poder proyectar nuestro futuro. También para el Beti Ona, que ya piensa en el torneo de San Marcial de Irun de la próxima semana.

El azar, que todo lo quita y todo lo da, lleva al Beti Ona a una nueva final

Es Jueves Santo en tierras riojanas, día en el que se conmemora la oración de Jesús en el huerto de los jardines de Getsemaní, a los pies del Monte de los Olivos, en Jerusalem. Allí acostumbraba a reunirse con sus discípulos para orar, y allí fue arrestado tras la traición de Judas Iscariote. Treinta monedas de plata tuvieron la culpa, ese fue el precio de la traición. Monedas que cambiaron el curso de la historia, de la misma manera que una moneda cambió el destino del Beti Ona para seguir haciendo historia.

En el campo de fútbol municipal de Varea-Angel Aguado de Logroño se celebró el 6 de abril la «Logroño Fútbol Cup», el torneo de fútbol en el que participaron equipos de Navarra, La Rioja y el País Vasco en diferentes categorías, organizado por el club deportivo Valle del Ebro. Un lugar con historia, porque Varea o Vareia, mencionada en las crónicas de Plinio el Viejo, fue una población romana de Hispania, fundada alrededor del siglo I a.C. tras las guerras sertorianas en época de Augusto. Pero esto ya es otro cantar.

El Beti Ona, una piña, fiel a su estilo, se conjura antes de cada partido

Le tocó en efecto un grupo difícil a los pupilos de Jon Lete, el Comillas por un lado y el Valvanera por otro, dos de los mejores equipos en categoría alevín de la Rioja. Tres fueron los equipos citados en este grupo a luchar por alcanzar las semifinales del torneo, una dura pugna que no defraudó a los aficionados y que tuvo que echar mano del azar para conocer a los semifinalistas. Empató el Beti Ona con el Valvanera (1-1), equipo que lleva el nombre de la patrona de la Rioja, y volvió a hacer lo propio con el Comillas (0-0). Como el Valvanera y el Comillas también empataron entre ellos (0-0), se produjo una situación de triple empate que se tuvo que resolver echando una moneda al aire para conocer el equipo que acompañaría al Comillas en las semifinales (el criterio de los goles en contra encajados prevalecía frente a los goles a favor). El Comillas quedaba primero de grupo sin haber metido un solo gol y la moneda al aire, el azar, dejaba fuera al Valvanera. Una situación inverosímil.

Tras la comida, una estupenda paella por cierto, complementada con quesada y bizcocho de postre que prepararon con mimo miembros de la organización, llegó el turno de las semifinales. Allí esperaba el Zarramonza navarro, un equipo que aprovechó sus dos únicas ocasiones para marcar sendos goles al Beti Ona. Los errenteriarras tuvieron que esforzarse para poder empatar el partido y forzar así la tanda de penalties, que finalmente ganaron y que les dió el pasé a la final (3-2), con mucho sufrimiento. El azar una vez más, esta vez en forma de penalties y no de moneda, estuvo del lado del Beti.

Pero como lo único que se puede esperar de la suerte es que, tarde o temprano cambie, lo que pasó en la final, de nuevo contra el Comillas, devolvió al Beti a su estado terrenal. Remontó por dos veces el conjunto errenteriarra un marcador en contra y de nuevo forzó la tanda de penalties, pero esta vez la suerte le fue esquiva, y sucumbió ante los riojanos después de estar durante todo el torneo en la cuerda floja. Así es también el fútbol, un deporte de resistencia, de sufrimiento ante el acoso de un rival. Y que no resta méritos a este equipo que de nuevo alcanza la final de un torneo ante rivales de gran talla, todo lo contrario, hay que quitarse el sombrero porque nos demuestran lo lejos que pueden llegar estos chavales incluso con la «ayuda» de una moneda.

Jugadores y técnicos del Beti Ona con sus medallas y trofeo de subcampeón

La red que teje el Beti Ona atrapa a sus rivales y logra un nuevo «Maracanazo»

«El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos». Esta frase de Michael Jordan resume a la perfección el momento de forma que atraviesan los pupilos de Jon Lete tras proclamarse de nuevo vencedores de un torneo de fútbol alevín, en este caso, el organizado por el «Lengokoak» en el campo César Benito de Ategorrieta el día 2 de enero. Comienza el nuevo año de la misma forma que acabó el anterior, parece que la vida sigue igual, que nada cambia, ¿o es que nos acostumbramos tan fácilmente a los buenos resultados que no nos damos cuenta del valor que representan?

Campo de César Benito durante la celebración del Torneo de Navidad organizado por el Lengokoak

Un momento dulce no suele ser casual, es el producto de mucho trabajo, individual pero sobre todo colectivo, y es que ya lo dice un proverbio etíope: «cuando las arañas tejen juntas, pueden cazar a un león». Y si no que se lo pregunten también a los griegos que derrotaron a los persas en el siglo V a.C. en las denominadas Guerras Médicas. Derrotados primero en el paso de las Termópilas y en los estrechos de Artemisio ante el gran ejército de Jerjes, por tierra y por mar, se esforzaron en plantar cara en una última batalla bajo el mando del ateniense Temístocles. Combatieron así con su fuerza naval en los estrechos de Salamina, donde los persas intentaron bloquear ambos lados del estrecho sin percatarse de la dificultad que entrañaba aquella maniobra. Desorganizados y bloqueados, los persas fueron atacados por los griegos logrando así una victoria decisiva tras el hundimiento y captura de al menos 200 navíos. Disciplina, organización y coordinación. Jerjes se retiró a Asia junto con gran parte de su ejército dejando a su general Mardonio en Grecia para que intentase completar una conquista utópica, ya que las derrotas en Platea y Mícala echaron por tierra los objetivos persas. Los griegos tejieron juntos una red que acabó atrapando al fiero león.

La red que teje el Beti Ona, también atrapa a sus rivales, al menos en los 26 de los 27 últimos partidos disputados en los 4 últimos torneos. Sin recibir ni un solo gol en contra en este último torneo, el Beti Ona ganó los 7 partidos disputados en el campo del Lengokoak. Tras una primera fase sin excesivas complicaciones (3-0 al Trintxerpe, 1-0 al Billabona, 2 -0 al Lengo Eskola y 5-0 al Orereta Café), en cuartos de final se enfrentaron al Sporting de Herrera, al que batieron también por 5-0. Llegaron las semifinales y se volvieron a enfrentar al Billabona, un rival rocoso, físicamente fuerte, que puso las cosas difíciles, pero que finalmente cayó por la mínima (1-0). Y ya en la gran final, tras un claro dominio por parte de los errenteriarras, un «zarpazo» de Keita, muy entonado durante todo el torneo, provocó un nuevo «Maracanazo» sólo 3 días después del conseguido en Gernika. Estalló la alegría. Los chavales se volvieron a abrazar. Lo consiguieron de nuevo. ¡Qué felicidad!. Pero no nos acostumbremos a esto, porque será difícil repetirlo. Quedémonos con que la unidad hace la fuerza y que solo así se podrán conseguir cosas maravillosas. Con esto es suficiente.

Zorionak Beti Ona! Zorionak mutilak!

El Beti Ona alevín con el trofeo conseguido tras vencer 1-0 al Lengokoak en la final

Gernika se rinde ante un soberbio Beti Ona

Epeo construyó el caballo de madera que dio la victoria a los griegos en la «Guerra de Troya». Sinón fue quien convenció a los troyanos para que creyeran que el caballo era una ofrenda a la diosa Atenea y Odiseo el general que lideró a los soldados que estaban dentro del caballo en el ataque nocturno a la ciudad de Troya. El resto de la historia o mito es por todos conocido. Lo ocurrido en Troya es un buen ejemplo de «trabajo en equipo» para lograr un fin supremo. Sin Epeo, Sinón, Odiseo, los soldados que se introdujeron dentro del caballo o las tropas que esperaban fuera de las murallas, los griegos jamás hubiesen conseguido la victoria sobre los troyanos.

Algo similar, salvando las distancias y con un matiz mucho más terrenal, fue lo que ocurrió el 30 de diciembre en las instalaciones de Urbieta en Gernika, en el torneo de fútbol alevín organizado por el club Sporting de Gernika donde participaron 10 equipos. Acudía el Beti Ona a la cita con dos bajas importantes en defensa: Alain y Etxebeste, circunstancia que obligaba a los pupilos de Jon Lete y Asier a una mayor coordinación e intensidad para aprovechar los beneficios del grupo. Tras la primera fase, donde el Beti Ona empató con el Atxulaur (0-0), y doblegó al Vasconia (2-1), Gernika (1-0) y Santutxu (4-1), los errenteriarras llegaron a la segunda fase que daba acceso a las semifinales del torneo. Sporting de Gernika (7-0), Aurrera de Vitoria (2-0) y Getxo (3-1) no opusieron demasiada resistencia y el Beti, con un juego sencillo y coordinado, alcanzaba las semifinales. Y allí esperaba de nuevo el Santutxu, al que ya se le había vencido en la fase de grupos y que cayó de nuevo (4-0), incapaz de oponer resistencia ante un Beti Ona que ya estaba en la final.

Una final que no iba a ser nada sencilla, contra el Gernika en Gernika, ante su público. El Beti necesitaba dar lo mejor de sí e intentar sobreponerse a las circunstancias adversas que iban a rodear en todo momento el partido. Pero el Beti ya había encontrado su esencia, su identidad permanente, aquella que apareció en Zalla y continuó en Gernika, la que hace vibrar a su afición y une al equipo. Fue un encuentro duro, intenso, igualado, donde un solitario gol de Zuhaitz decantó la balanza a favor de los errenteriarras (1-0). Larguísimos se hicieron los 3 minutos que añadió el colegiado al tiempo reglamentario como consecuencia de una falta realizada al propio Zuhaitz, minutos que el Beti defendió con uñas y dientes. El trofeo era de ellos. El júbilo se apoderó del terreno de juego y al grito de: «campeones, campeones…oeoeoe» celebraron un triunfo merecido. Al igual que en la final de la Copa del Mundo de 1950, donde Uruguay venció en el estadio Maracaná de Río de Janeiro a Brasil, el Beti consiguió su propio «Maracanazo» en Gernika, que no es más que la victoria de un equipo, preferentemente en una final, en campo ajeno y con todos los factores en contra.

Jugadores y entrenadores del Beti Ona celebran el triunfo en Gernika

Sirvan estas líneas también para homenajear a Edson Arantes do Nascimento,»Pelé», fallecido recientemente y considerado por muchos el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. Único futbolista que ha ganado 3 mundiales de fútbol (1958, 1962 y 1970) y que puso fin al síndrome del «Maracanazo» entre los brasileños.

Zorionak mutilak!! Disfrutatu garaipena.

La ambición del Beti Ona le lleva a la final del torneo de Zalla

Atravesada por las aguas del río Cadagua, Zalla, tierra de Autrigones, fundada en el siglo XII y situada en la comarca de Las Encartaciones de Bizkaia, acogió el torneo de fútbol alevín «Landaberri Cup 2022» en las instalaciones deportivas del «S.D. Zalla Unión Club» en el que participaron 12 equipos de Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Cantabria. Los restos de la calzada romana encontrados en esta localidad, que se dirigía a «Flaviobriga» (Castro Urdiales), nos trasladan a una época histórica única, Zalla, es sin duda, un pueblo con Historia. Y la Historia, como bien es sabido, la escriben sus protagonistas. Y ésta que vamos a narrar a continuación, la escriben 14 niños valientes que derrochan ilusión por su deporte favorito: el fútbol.

El Beti Ona realizando ejercicios de calentamiento en el campo de fútbol de Landaberri

Comenzó el Beti Ona con muy bien pie el torneo, ganando 3-0 al Basurto, 2-0 al Balmaseda y 1-0 al Asti Leku, con un gol de Joanes en el último suspiro de este último encuentro que daba el pase a los cuartos de final como primeros de grupo. Esperaba el Mariño (único equipo guipuzcoano junto al Beti Ona que participaba en el torneo), un conjunto pegajoso y duro, difícil de batir, pero que finalmente claudicó gracias a un gol de Oihan Castillo que daba el pase a las semifinales donde ya esperaba el Getxo. Y aquí, cuando más difícil parecía todo, sus protagonistas empezaron a escribir su propia historia. Se adelantaron los vizcaínos 2-0 en en marcador, con dos tiros certeros y un juego a la contra que parecía imposible de contrarrestar. Parecía. Porque a falta de 8 minutos para el final la ambición de estos chavales junto con dos genialidades de Zuhaitz, voltearon el marcador y consiguieron el 2-3 definitivo que daba el pase a la final. Los jugadores getxotarras, incrédulos ante semejante hazaña, abandonaron cabizbajos el terreno de juego. Fue una derrota dura. Aquel momento recordó a la final de Champions del año 1999, cuando el Bayern de Munich, con un gol de Mario Basler en el minuto 6, acariciaba irremediablemente el triunfo final hasta que llegaron los goles de Teddy Sheringham y Ole Gunnar Solksjaer para el Manchester United en el minuto 91 y 93. Hay derrotas amargas que consecuentemente producen victorias dulces, esta es la realidad del deporte. Y así el Beti, llegó a la final.

El Peña Galdames, una selección de jugadores del Athletic de Bilbao, fue el rival que le tocó en ciernes al conjunto errenteriarra. Un equipo muy técnico, con buenos jugadores y una contra peligrosa. El Beti se dejó la piel. Luchó y peleó. Pero una muy dudosa decisión arbitral en contra del Beti Ona, cuando el marcador registraba 1-0 a favor de los vizcaínos (pitó falta del portero por haber cogido de nuevo la pelota tras dejarla en el suelo como consecuencia de otro pitido de un árbitro que dirigía un encuentro en el campo contiguo), debilitó mucho a los chicos de Jon Lete. Libre directo sin barrera, rechace y gol (2-0). El gol de Lur Salaberria en la parte final del encuentro redujo distancias en el marcador pero fue insuficiente para evitar la victoria del Peña Galdames.

El Beti volvió a recuperar en Zalla su esencia, su identidad permanente, caracterizada por la entrega, la ambición y la coordinación de un equipo que puede y sabe funcionar como una orquesta casi perfecta.

El Beti con el trofeo de subcampeón

Un Beti Ona invicto se queda a las puertas de las semifinales en el torneo de Navidad de la Real Sociedad

Fueron las «Saturnalias» las fiestas que celebraban los romanos en honor a Saturno, dios de la agricultura y la cosecha, durante los días 17 y 23 de diciembre de una época ya muy lejana para nosotros. Coincidiendo con el «solsticio de invierno», el período más oscuro del año, cuando el sol sale más tarde y se pone más pronto, los antiguos romanos visitaban en esas fechas a familiares y amigos, intercambiaban regalos y celebraban grandes banquetes públicos. Ya lo dijo el gran poeta Cátulo: «es el mejor de los días «. Celebraban así el nacimiento del «nuevo período de luz» o nacimiento del «sol invictus » dejando atrás los días oscuros para dar la bienvenida a la claridad y la luz.

Y es precisamente en estas fechas cuando nosotros celebramos la «Navidad», cuya palabra proviene del latín «Nativitas», que significa «nacimiento», y que particularmente lo asociamos al nacimiento de Jesús. Comemos, bebemos, cantamos, intercambiamos regalos, visitamos a familiares y amigos (igual que los romanos) y…¡jugamos torneos de Navidad! (a diferencia de aquellos) en innumerables modalidades deportivas. Entre estos torneos está, el «Torneo de fútbol alevín de Navidad» organizado por Real Sociedad Fundazioa en las instalaciones de Zubieta y que reunió a cerca de 60 equipos de toda Gipuzkoa durante los días 23 y 24 de diciembre.

Allí, en un ambiente soñado para los chavales, cerca de sus ídolos deportivos, el Beti Ona de Errenteria se dispuso a plantar cara a sus rivales, sabiendo de la dificultad que entraña todo torneo cuyos partidos se deciden en 15/20 minutos. Tras los primeros enfrentamientos de la primera fase de grupos (3-0 al Intxurre, 1-1 con el Beasain, 1-0 al Billabona ), el Beti alcanzó la fase decisiva de grupos, previa a las semifinales, tras un golazo de Aimar en el último suspiro del partido contra el Real Unión de Irun (1-1). Arrasate y Lagun Onak se convertían así en los últimos obstáculos para alcanzar las deseadas semifinales. Duros rivales, que contaban sus partidos por triunfos y no habían recibido ni un solo gol en contra durante la primera fase. Así las cosas, los errenteriarras se enfrentaron al Arrasate en el primer partido de la segunda fase. Un tanto dormidos al principio fueron cogiendo  el ritmo al partido pero el Arrasate atacaba sin descanso, con el viento a favor, y Aner, el guardameta, se convertía en un auténtico muro para los de Mondragón, que veían, desmoralizados, cómo sus lanzamiento no culminaban en gol. El partido acabó 0-0 y el enfrentamiento contra el Lagun Onak se antojaba decisivo para poder alcanzar las semifinales. Los pupilos de Jon Lete y Asier Alonso, una vez más con el viento en contra, sufrieron para intentar dominar el partido pero no pudieron marcar y el encuentro acabó de nuevo en tablas (0-0).

El Beti quedaba eliminado del torneo sin haber perdido ni un solo encuentro, es decir invicto. ¿Servirá este hecho para dejar atrás los días oscuros y ver de nuevo la luz? Celebrémoslo al igual que los romanos. Eguberri on!

El Beti Ona en el campo Z-5 de Zubieta en su encuentro contra el Lagun Onak

Elorrio, el primer paso de un camino ilusionante

Cuando uno pasea por Elorrio (Bizkaia) se da cuenta que en realidad lo hace en otra época. Sus palacios de estilo barroco, sus calles y plazas, sus cruceros del siglo XVI, sus murallas, iglesias y torres trasladan al viajero cinco siglos atrás. Junto a la Basílica del pueblo está la curiosa figura de bronce de «Errebonbillo», relacionada con la historia de los hermanos del caserío de Amandarro que lucharon en la batalla de Lepanto. De Elorrio fue también San Valentín de Berrio-Otxoa, su patrón (y copatrón de Bizkaia) y su famosa batalla de 1468, considerada como una de las batallas medievales más importantes, en la que más de mil hombres perdieron la vida defendiendo a las familias Ibarra y Marzana. Pero esto son cosas de la Historia.

Errebonbillo

Donde hubo batalla también (en el buen sentido de la palabra) fue en el campo de fútbol de Eleizalde, en el torneo de fútbol alevín «Eleizalde Cup», organizado por el C.D. Elorrio, que reunió durante los días 17 y 18 de septiembre a 30 equipos de Gipuzkoa, Bizkaia, Araba y Baiona de categoría alevín masculino. Allí, como no podía ser de otra manera, se encontraba también el Beti Ona de Errenteria, con sus 14 bravos jugadores que una vez más no defraudaron a su afición. Tras enfrentarse en la primera jornada al Etxebarri (1-1), Eibar (0-0), Milan Academy (2-1) y Danok Bat (0-1), los pupilos de Jon Lete (nuevo entrenador del equipo) lograron la clasificación para la fase de plata del domingo con un buen juego, en el que participaron todos los jugadores por igual, y con una entrega incondicional. Atrás quedaron los calurosos días de verano, aquellos tan perjudiciales para la salud deportiva, y acercándonos al otoño el fútbol vuelve a florecer. Es una ley que está escrita. Todo vuelve a nacer, aunque no sea primavera. Así, llegados al domingo, al Beti le tocó enfrentarse al Beroño de Vitoria (victoria por 1-0) y al Santutxu (derrota por 0-1), consiguiendo la segunda plaza del grupo que daba acceso a los cuartos de final tras quedar eliminado del grupo el conjunto vitoriano. Y allí esperaba el Antiguoko, el rival a batir, conjunto que tiene entre sus filas a muy buenos jugadores, técnicamente excepcionales con una contra fulminante capaz de golear a cualquier equipo.

El Beti Ona en su partido contra el Etxebarri

Comenzó el partido, con un Beti Ona valiente, que no dejaba jugar al rival y pronto llegó el gol de Keita. Alegría entre los aficionados del Beti y máxima preocupación entre los del Antiguoko. Aún quedaba partido y los donostiarras empezaron a apretar, cada vez más cerca de la portería de Aner. El Beti seguía peleando, pero llegó el gol del Antiguoko a falta de pocos minutos para el final. El duelo se decidió en la tanda de penalties y ahí tuvo menos suerte el Beti Ona. No cabe duda que estos chavales saben competir y que este equipo genera ilusión. Zorionak mutilak!

Donosti Cup, el torneo en el que confluyen las emociones

Japón, el país del sol naciente con su archipiélago de más de 6.800 islas, es la cuna del manga, los origami, los samurais, el sushi, el sake, los bonsais y las geishas, entre otras muchas cosas. Es sin duda uno de los países más exóticos del mundo, tan diferente al nuestro que cuesta entender su cultura y forma de ver la vida. Se dice que los japoneses no demuestran sus sentimientos, que se los guardan con el objetivo de mantener la armonía para no dañar al colectivo. Es su forma de ser. Son así. Siempre lo han sido. Pero no cuando son niños, porque la cultura y las tradiciones se van aprendiendo poco a poco. Los niños son todos iguales, no importa de donde vengan. Ellos tienen un lenguaje especial que nosotros, los mayores, ya lo hemos olvidado.

Se enfrentaron en Hernani el Exceluz de Japón contra el Beti Ona de Errenteria en los cuartos de final de la categoría B11 (niños de 10 y 11 años) de la Europa League de la Donosti Cup. Rápidos como rayos los nipones, técnicos y competitivos los de Beraun, en un partido que daba el pase a semifinales de un campeonato sin parangón. Los Toji, Yuto, Masatatsu, Soshiu, Hayakawa, Kaishi, Risei, Fukoto…frente a los Barcina, Etxebeste, Alzugaray, Ormazabal, Núñez, Salaberria, Villaron…niños contra niños. Un partido vibrante en el que finalmente se impusieron los de Errenteria por 4 – 1. Y fue entonces cuando los japoneses dejaron de ser japoneses. Lloraron. Igual que los nuestros cuando pierden un partido importante. Lejos de sus familias a miles de kilómetros de distancia sin nadie que los consolara, los niños nipones recibieron el abrazo y el consuelo de su rival. Culturas e idiomas distintos, pero con los mismos sentimientos. Esto también es parte de la grandeza del deporte y en esto también debemos educar a nuestros hijos/as.

Exceluz de Japón junto a los jugadores del Beti Ona nada más acabar el partido

Estas cosas y otras muchas pasan en la Donosti Cup, uno de los mayores eventos deportivos internacionales que acoge la ciudad de San Sebastián, con más de 750 equipos procedentes de todo el mundo. Niños y niñas que luchan por llegar a lo más alto disfrutando de una experiencia inolvidable. Como si de unos Juegos Olímpicos se tratase, la ceremonia inaugural celebrada en el Estadio de Anoeta acogió el desfile de todos los equipos participantes. Alegría. Ilusión. Esperanza. Felicidad. Esos fueron los sentimientos de jugadores y familiares. También la de los japoneses.

Equipo del Beti Ona alevín desfilando en Anoeta

Fue un buen torneo, muy competido, por parte de los jugadores del Beti Ona alevín (2011). Tras una primera fase en la que doblegaron al Kostkas B y al Saran francés (a pesar de la ruidosa afición de este último) y aunque perdieron con la escuela leridana de LSA (2-1), los bravos jugadores errenteriarras llegaron hasta las semifinales de la Europa League. Vencieron al Lengokoak B (6-0), Biarritz (5-2) y Exceluz japonés (4-1). Ya en semifinales perdieron contra la escuela mallorquina Vicente del Bosque (2-0), en un partido emocionante donde el resultado final se decidió por pequeños detalles.

Fue un torneo, sin duda, plagado de emociones, porque fue precisamente ese partido de semifinales, el último para Asier, Txema y Javi con este equipo. Un equipo al que vieron nacer y crecer durante los últimos 3 años y al que se dedicaron en cuerpo y alma. Desde estas líneas queremos agradecer toda su labor y desearles lo mejor en su nueva etapa. Hoy nos juntaremos todos en una comida y al igual que los japoneses también nosotros nos emocionaremos.

Este es un espacio para la Historia Antigua: sus civilizaciones, las batallas más influyentes, los personajes más interesantes, sus monumentos…